En los últimos tiempos los docentes de ciencias se han
centrado en enseñar la teoría de sus materias a los alumnos, en que estos solo
memoricen la materia y aprueben los exámenes sin importar la realidad o el
mundo en el que se encuentra inmerso los estudiantes, esto no es adecuado para
los centros educativos ni para los educandos, ya que ellos deben de centrarse
en el alumno, el cual debe ser la prioridad en los centros educativos y para
los docentes.
Pero hoy en día necesitamos de una educación que
relacione la teoría con la realidad en la que viven los alumnos para que estos
puedan entender mejor esa teoría al relacionarla con vivencias que han tenido
en sus realidades, para que estos puedan poder responder a los posibles
problemas que puedan enfrentar, sobre esto Gil et al. (2005), menciona que “en
la Conferencia Mundial sobre la Ciencia para el siglo XXI, auspiciada por la
UNESCO y el Consejo Internacional para la Ciencia, se declaraba: Para que un
país esté en condiciones de atender a las necesidades fundamentales de su
población, la enseñanza de las ciencias y la tecnología es un imperativo
estratégico. Como parte de esa educación científica y tecnológica, los
estudiantes deberían aprender a resolver problemas concretos y a atender a las
necesidades de la sociedad, utilizando sus competencias y conocimientos
científicos y tecnológicos” (p. 16).
Por lo tanto la enseñanza de las ciencias no debe solo
centrarse en la teoría, sino que esta teoría debe de conjugarla con las realidades
de los alumnos, para que ellos con la teoría que se estudia en una clase
magistral la puedan poner en práctica en su vida diaria. Es aquí en donde la
enseñanza-aprendizaje de la física y la química es de vital importancia ya que
los docentes deben de buscar la manera de que la teoría la puedan poner en práctica
en su realidad, por ejemplo el uso de experimentos de laboratorios, simulaciones
virtuales (ver figura 1 y 2), observación de videos, son medios por los cuales
el estudiante se puede involucrar más a fondo al realizar este tipo de
actividades.
Figura 2. Ejemplificación de una simulación en donde
explica el movimiento de un proyectil.
Por esto es de suma importancia que en los planeamientos didácticos
en las ciencias experimentales se incorporen este tipo de actividades ya que la
teoría y la práctica van de la mano, porque ayuda que los alumnos inicien su
propia exploración (ver figura 3 y 4), ya que los estudiantes aprenden mejor
con la práctica, por lo que se puede crear en el alumnado un pensamiento crítico y reflexivo. Pero la mayoría
de las veces los docentes dejan de lado la práctica y se centran solo en la teoría, esto puede ser por
falta de conocimiento sobre algunas prácticas o por no contar con el material
adecuado, esto provoca grandes perjuicios en la educación de los niños y jóvenes,
bien lo menciona Gil et al. (2005), que “la falta de trabajo experimental tiene
como una de sus causas la escasa familiarización de los profesores con la
dimensión tecnológica y viene, a su vez, a reforzar las visiones simplistas
sobre las relaciones ciencia-tecnología” (p 37).
Figura 3. Estudiantes experimentando en un laboratorio de química.
Figura 4. Estudiantes experimentando en un laboratorio de
física.